Por Germán Ríos Martínez. Publicada bajo autorización de su autor
Isabel, María Camila y Manuela Vásquez Franco tienen una vida en común, son trillizas, árbitros de fútbol y cursan estudios de una misma profesión.
De 23 años de edad, estas trillizas nacieron en Bogotá, pero la mayor parte de sus vidas ha transcurrido en Pensilvania, oriente del departamento de Caldas, a 140 kilómetros de Manizales, un pueblo de la cordillera central cuyas relaciones comerciales más frecuentes son con Honda, en el Tolima. Conocido como “La Perla de Oriente”, es vecino de los municipios antioqueños de Sonsón y Nariño por el norte, Samaná al oriente, Aguadas, Salamina y Marulanda al occidente, Marquetalia y Manzanares al sur.
Berto Felipe Vásquez Pérez, el padre, es el principal responsable de que las mellizas se vistan semanalmente de jueces en las canchas colombianos, particularmente donde se disputan los partidos de la liga femenina. De niñas, su padre las llevaba religiosamente a la cancha de fútbol de Pensilvania, donde pitaba partidos del fútbol aficionado, haciendo una pausa a su trabajo como maestro de una institución educativa. La madre es mujer emprendedora y propietaria y administradora de una empresa de bisutería bautizada como Tres Milagros; es la principal animadora de sus hijas, siempre asiste a los partidos, y por momento se le escucha un grito: “Trillis, trillis”.
La primaria la cursaron en una escuela pública de Bogotá, la secundaria en la Institución Educativa Pensilvania y ahora adelantan estudios de Ciencias del deporte y la recreación, en la Universidad Tecnológica de Pereira, donde residen. Pertenecen a la Corporación de Árbitros de Fútbol de Caldas, una entidad reconocida oficialmente por la Federación Colombiana de Fútbol.
“Toda nuestra formación como árbitros se la debemos a nuestro padre”, explica Isabel, quien diera la impresión de ser la líder de la trilogía. “Nos enseñaba la forma de desplazarnos en la cancha y nos explicaba todo lo del reglamento del fútbol, nos informaba sobre el foul, y hacía mucho énfasis en el fuera de lugar, que es de lo más complicado en este deporte”. Pensilvania cuenta con dos canchas de fútbol reglamentarias en la zona urbana, La Cochera y la Municipal, pero el sector rural posee también canchas en los corregimientos de Arboleda, Pueblo Nuevo y San Daniel. La actividad futbolera es intensa en Pensilvania, y en el torneo municipal intervienen en promedio doce equipos.
A sus responsabilidades como maestro y a sus deberes hogareños, Berto, quien coordinaba los deportes en Pensilvania, sacó tiempo para liderar la constitución de una Comisión de árbitros de fútbol de Pensilvania CODAF, y a las primeras reuniones constitutivas aparecía siempre con las “mellis”, quienes se fueron enamorando de esa actividad, primordialmente porque era promovida por su “héroe”, quien tiene un enorme poder de influencia sobre sus tres hijas.
Comenzaron dirigiendo torneos infantiles, pero al poco tiempo ya se habían atrevido a pitar partidos de mayores. Su padre seguía arbitrando, y ellas se turnaban como asistentes. Isabel y Camila se lanzaron primero, y posteriormente Manuela. Su debut en el arbitraje ocurrió en Pensilvania, como asistentes del papá, y su presencia en La Cochera fue la sensación de jugadores y espectadores, y la noticia se regó como pólvora en el poblado: “Las trillizas iniciaron su actividad en el arbitraje”.
Decidieron emigrar del pueblo natal en procura de abrir sus horizontes, pero sin perder de vista el lar materno. Ingresaron a la Tecnológica de Pereira en 2019 y dos años después comenzaron su carrera arbitral. Camila fue la primera en arbitrar encuentros de la liga profesional femenina, en el 2022, en un partido entre el Deportivo Cali y el Atlético Huila. “Fui capaz de vencer el miedo escénico y me fue muy bien”.
Manuela e Isabel aplazaron su aparición en el profesionalismo hasta 2023, Isabel en un América vs Llaneros, con la asistencia de Manuela, y esta debutó en el encuentro Santa Fe vs Tolima. De ahí en adelante ha sido constante su presencia en todas las canchas colombianas donde se juega la Liga femenina. Camila tuvo la oportunidad de actuar como asistente en una de las finales de la liga del 2023, en un Santa Fe Vs América, en el cual estuvo Isabel como árbitro emergente,
El proceso de formación y capacitación no se ha interrumpido y, por el contrario, se ha incrementado con el paso de los días. María Camila intervino recientemente en un curso de árbitros talentos realizado en Asunción, Paraguay, donde obtuvo excelentes calificaciones.
Las tres ya han tenido la oportunidad de actuar como árbitros asistentes (también se conocen como juez de línea) en varios partidos de la Liga Profesional del fútbol colombiano y su propósito es acreditarse como árbitros FIFA, pero uno de los requisitos, es el de tener como mínimo 25 años de edad, aparte de superar rigurosas pruebas.
“El dinero es lo de menos, las tres amamos esta actividad y la llevamos en la sangre”, dice Isabel quien estima que todavía falta para que el fútbol femenino alcance un desarrollo adecuado en el país.
Sobre el comportamiento de las futbolistas en la cancha, Isabel sostiene que “hay de todo como en cualquier conglomerado humano, la mayoría son niñas respetuosas, pero también hay excepciones, y es entonces cuando se escuchan expresiones disonantes, groseras digámoslo mejor”.
Paso a paso, las trillizas aspiran a actuar en el próximo mundial de fútbol femenino previsto en Brasil en 2027.
En la fotografía, de izquierda a derecha Camila, Isabel y Manuela. Archivo Particular