Por Eduardo Carvajal. Con la experiencia acumulada en cerca de 50 años de trasegar por barriadas del fútbol aficionado aprendí a tomar un café colombiano en dos lugares especiales, al borde de una cancha o en un aislado cafetín, en el primero la charla se corta cada instante con la preciosura de las jugadas armadas por los chicos llenos de ensueño, claro, en otro lugar, en una antigua locación, al lado de una greca, la concentración permite desarrollar mejor la memoria, por eso la elegimos cerca de la Plaza de Bolívar pereirana.
Amparado en el colega y amigo Hugo Ocampo Villegas, optamos por la segunda alternativa, porque quería dejarme seducir por sus conceptos que brotan a borbollones, como cuando el río rompe su caudal y las aguas fluyen por doquier, siendo Hugo respetado periodista, prestante dirigente e historiador de primera linea.
Entonces la deliciosa memoria de mi contertulio se sumerge en un túnel del viento, de vez en cuando cierra los ojos, frunce el ceño, como queriendo no olvidar nada del pasado y continúa.
Relata entonces que la vida de la actual Liga Risaraldense de Fútbol nació antes de su reconocimiento oficial, con grupos de enamorados del balompié, a través de comisiones regionales de fútbol en Pereira, en el llamado Viejo Caldas, que en 1966, con la atomización política daría pie a los departamentos de Risaralda (1de febrero) y Quindío (1 de julio), y aparecen entidades enmarañadas como comités departamentales de fútbol, para el caso que nos atañe pues, Comité de Fútbol del Risaralda y sus seleccionados comienzan su tránsito por campeonatos nacionales que se hacían en Colombia por parte de ADEFÚTBOL desde años atrás, entidad que permitía, la participación de muchas de esos núcleos grupales, en torneos como el primer nacional juvenil de 1963, donde asistieron muchos departamentos, aunque no tenían formación institucional ante el gobierno central.
El cafetín se va llenando de a poco con prole, contertulios citados a expensas de una partida de billar, entonces, las palabras de Hugo se confunden con un bullicio infernal, al que además se le suma una antigua rockola, cuya aguja toca lentamente el negro disco de 78 RPM y obvio, ruido de billaristas, la voz de mi colega y la danza del fonógrafo, algo de locos.
Pero él, enardecido con el tema, apura palabras y me traslada hasta 1974, cuando se funda oficialmente con Personería Jurídica del 31de mayo la Liga Risaraldense de Fútbol con la resolución 4848 y bajo presidencia del dirigente Carlos Ariel García Arcila.
No lo podía creer, tanta palabra hermosa – pero ¿y el sustento?, como lo soportaría antes mis lectores – entonces, dejo desgonzar su cuerpo, tomó de la parte baja de la mesa un maletín, que por su aspecto pareciese de la misma calenda a la cual retrocedimos, y me muestra copia del acta de resolución donde tomó vida institucional la entidad, documento firmado por Mario Jiménez Correa como Gobernador de Risaralda, Octavio Ramírez Álvarez como Secretario de Gobierno y Rodrigo Gómez Gómez, jefe de la Oficina Jurídica,escarbó un poco más y me entregó copia de una foto de la selección local en 1976 en el primer campeonaro nacional organizado por la recien fundada regional, la cual me ha servido hoy para decorar este trabajo que comparto con nuestros ciberlectores.
El tiempo ha corrido, debo volver a Manizales, quiero saber más, pero Hugo me frena con una frase a la que no puede responder – el resto lo podés leer en el libro que voy a publicar próximamente –. Nos despedimos, no recuerdo quien pagó el café, si él o yo, pero creo que fue el mismo Hugo.
Camino del Terminal de Transporte Intermunicipal, pensaba en ese mágico mundo que esconden las historias jamás contadas del fútbol aficionado y muchas de las cuales pasarán inadvertidas hasta cuando la parca me capture.