CENTRO DE OPERACIONES ESTACIÓN MANIZALES. Alvaro González Alzate la tiene clara, desde hace rato, pero no cuando llegó a la antigua administradora de fútbol caldense a comienzos de la década de los deliciosos años 60´s, sino desde cuando se le dio por cambiar la historia del fútbol aficionado, así tuviese al frente al Rey de aquel entonces, León Londoño Tamayo, quien, siendo dueño del trono, le interesaba más la Federación o la Dimayor que el fútbol aficionado.
Pequeño de estatura, grande de corazón y con un coraje único, irrumpió desde DIFUTBOL en las altas esferas y de a poco avanzó, eso sí, con tal fuerza que podría parecer el Ferrocarril de Caldas, pasando raudo por entre laderas empinadas y valles encharcados con sus majestuosas locomotoras.
Alvaro González Alzate es igualito, donde va pisa duro, a sus opositores les pone la cara y les habla fuerte, no caza peleas sino sabe que las va a ganar, pensó en 1985 en hacer del fútbol aficionado un gigantesco entramado de categorías y aunque lo tildaron de ‘loco’ hoy tiene vigentes veinticinco campeonatos nacionales anuales, de donde han surgido la mayoría de jugadores que integran las diversas selecciones nacionales de fútbol. Ah! Y de paso fue quien moldeó el actual fútbol femenino al que pocos le creían, eso en 1991.
De sus trazos al balón como incipiente futbolista en un reportaje al Periódico La Patria en octubre del 2014 expresó que “”Mi último equipo fue el Deportivo Hoyo Frío, con el que jugué en Las canchas de la Noreña, La Batea, Bavaria, Inarca, Batallón, El Campín, Casa de Menores, Seminario la Linda y otras de la época”.
Ha podido codearse con los grandes dirigentes y deportistas del fútbol mundial y nacional, ya sean presidentes de FIFA, CONMEBOL o de las ligas regionales por las que tanto ha luchado.
Hoy quise perfilarlo, porque me sentí muy orgulloso al hacerme partícipe del mensaje con el cual el Comité Olímpico Colombiano le otorga la máxima distinción VIDA Y OBRA que recibirá en solemne ceremonia el próximo 20 de enero en Bogotá.
Pero esta condecoración no se entrega a dedo en el marco de la noche ALTIUS, es estudiada por un estricto jurado calificador que desea reconocerle en vida, la obra hecha por el deporte colombiano.
Por eso, aquel niño rebelde de la José María Guingue y el Instituto Tecnológico de Manizales o el colegio San José de Fresno (Tolima), estará muy tieso y muy majo, sabiendo que Colombia entera le rinde honores por el legado patentado.